24 Abril 2012 12
El Parlamento Europeo ha autorizado la cesión de los datos personales, incluso de los más íntimos, de aquellos pasajeros que viajen desde Europa a los EEUU. De esta forma, las autoridades estadounidenses podrán conocer casi cualquier detalle de los europeos que accedan al país.
Los datos que se cederán son el nombre, la dirección, el número de teléfono, los detalles de la tarjeta de crédito o información sobre el equipaje. También cuestiones sensibles como la elección del menú debida a motivos religiosos o cualquier petición de asistencia por cuestiones de salud.
A los datos anteriores se suman origen étnico, sus creencias religiosas, su salud mental o física o su orientación sexual. El acuerdo con las autoridades norteamericanas ha sido aprobado con 409 votos a favor, 226 en contra y 33 abstenciones.
El próximo 26 de abril, en una reunión que mantendrán los ministros de Justicia e Interior de la Unión Europea, se ratificará el acuerdo y entrará efectivamente en vigor.
La información se transferirá al Departamento de Seguridad Interior estadounidense, que no podrá conservarla indefinidamente. Las autoridades estadounidenses conservarán los datos en un fichero activo hasta 5 años. Después de los primeros 6 meses, toda la información que pueda utilizarse para identificar al pasajero (como el nombre o la dirección) serán “despersonalizada”, es decir, se procederá a su codificación.
La información codificada pasará a una base de datos “inactiva” en la que se albergará durante 10 años. Este fichero estará sometido a controles más exhaustivos, como restricciones de acceso a determinadas personas y la exigencia de aprobación de superiores jerárquicos para acceder a los datos. Pasado el periodo de 10 años se borrará la información que sirva para identificar al pasajero. Los datos relacionados con un caso o una investigación específicos podrán conservarse hasta que se archive la investigación.
La idea de este sistema es que las autoridades de EEUU supuestamente usen los datos de los pasajeros aéreos para prevenir, detectar, investigar y enjuiciar delitos de terrorismo y otros delitos de carácter internacional. Por su lado, los datos más sensibles (como orientación sexual o creencias religiosas) se almacenarán un máximo de 30 días antes de ser borrados y podrán utilizarse solo en casos excepcionales cuando la vida de una persona corra peligro.