Un avión sin combustible une dos continentes
Impulsado exclusivamente por energía solar, voló de Suiza a Madrid y continuará a Marruecos
Con los mensajes de que "los sueños son posibles" y de que un mundo que potencia las energías renovables "es un mundo mejor", aterrizó ayer, en el aeropuerto madrileño de Barajas, el Solar Impulse, el primer avión solar que unirá dos continentes.
La nave, sin una gota de combustible, voló 17 horas entre la localidad suiza de Payerne y la capital española. El piloto de esta travesía, André Borschberg, afirmó que el vuelo fue sólo el primer paso de un viaje que continuará pasado mañana con rumbo a Rabat, Marruecos, y que sirve de ensayo para una vuelta al mundo prevista para 2014.
El Solar Impulse despegó el jueves a las 8.30, hora local de Payerne, y aterrizó en Madrid a la 1.30 de ayer, después de alcanzar su altura máxima por encima de los 8100 metros al cruzar los Pirineos.
Fue una travesía tranquila en la que su piloto pudo disfrutar de "cada movimiento, del atardecer y de la noche sobre Madrid", y que tan sólo sufrió el contratiempo de encontrarse con un "muro de nubes" al sobrevolar Toulouse y el mareo que le produjo al piloto estar "demasiado tiempo" sin la máscara de oxigeno para atender entrevistas.
La cabina del avión solar, que tiene la envergadura de un Airbus 340 y el peso de una camioneta (unos 1600 kilos), no está presurizada, por lo que el piloto tiene que llevar un traje especial para combatir las bajas temperaturas de hasta 30 grados bajo cero, además de una máscara de oxígeno. Borschberg manifestó que tanto él como su socio Bertrand Piccard, que pilotará el avión desde Madrid hasta Rabat, se han preparado para hacer frente a las adversidades del vuelo.
El proyecto de Solar Impulse no tiene previsto realizar vuelos de pasajeros y Piccard dejó en claro que no están "para cambiar la aviación, sino para cambiar la mente de la gente y que, cuando piense en energía, piense también en el medio ambiente".
"Quizás en algún momento la energía solar se aplique a la aviación, pero ahora es más fácil que se use en coches o en calefacción doméstica", destacó Piccard, mientras recordaba que las energías limpias protegen el medio ambiente y crean trabajo y riqueza.
Los promotores de esta iniciativa señalaron que la tecnología del Solar Impulse es similar a la de un avión, aunque presenta algunas diferencias, y recordaron que tuvieron problemas para "hacerlo aterrizar en un principio".
Piccard y Borschberg emprendieron esta aventura hace siete años y la primera prueba con el avión la hicieron en 2009; un año después, el Solar Impulse hizo su primer vuelo y logró estar en el aire 26 horas seguidas sin ningún tipo de combustible. Las 12.000 células fotovoltaicas que cubren sus alas recogen la energía solar y la transfieren a las cuatro baterías de que consta el aparato y que permiten volar la aeronave hasta cinco horas.